Materiales ‘antiblocking’ en nuevas construcciones: ¿realmente funcionan o es marketing?

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En el mundo de la construcción moderna, la eficiencia, la sostenibilidad y el mantenimiento reducido son valores cada vez más demandados. En este escenario, han surgido en los últimos años los llamados materiales “antiblocking” o antiatascos, supuestamente diseñados para evitar la acumulación de residuos en las redes de evacuación de aguas.

Su promesa es seductora: reducir drásticamente la necesidad de intervenciones de mantenimiento, eliminando o minimizando los atascos desde el diseño inicial del sistema. Pero, ¿cuánto hay de verdad en estas afirmaciones? ¿Estamos ante una revolución en el diseño de las redes sanitarias o simplemente ante una estrategia comercial que exagera las capacidades reales de estos materiales?

En Cubas el Tío Paco exploraremos en profundidad el concepto de materiales antiblocking, sus bases técnicas, las evidencias disponibles y las advertencias que deben tener en cuenta constructores, ingenieros y propietarios.

¿Qué son los materiales antiblocking?

El término “antiblocking” hace referencia a materiales o recubrimientos aplicados a las superficies internas de tuberías y canalizaciones para dificultar o impedir la adhesión de residuos. En teoría, esta característica reduce la fricción y evita la formación de obstrucciones por grasas, jabones, cal, papel higiénico u otros sólidos presentes en aguas residuales.  Los materiales más comunes en este contexto son:

  • Tuberías de PVC con aditivos de baja adherencia.
  • Recubrimientos internos de resina epoxi con propiedades antiadherentes.
  • Superficies tratadas con nanotecnología o polímeros autolimpiables.
  • Compuestos con efecto hidrofóbico o lipofóbico.

Estos materiales han sido desarrollados también con la intención de prolongar la vida útil de las instalaciones y mejorar su comportamiento frente a condiciones extremas, como temperaturas elevadas o cambios bruscos de presión. Algunos incluso incorporan tecnologías antimicrobianas, lo cual podría ser una ventaja adicional en entornos sensibles como hospitales o laboratorios.

La teoría funciona, pero…¿y en la práctica?

A nivel teórico, estos materiales tienen una base sólida: si se reduce la fricción interna y se impide que los residuos se adhieran, el flujo de agua mantiene limpio el sistema sin necesidad de intervenciones mecánicas o químicas. Sin embargo, los problemas aparecen en la aplicación real:

  • Instalaciones imperfectas: juntas mal selladas, inclinaciones incorrectas o conexiones improvisadas anulan cualquier propiedad “antiblocking”.
  • Flujo insuficiente: si el sistema no tiene una pendiente adecuada o el caudal es bajo, los residuos no son arrastrados, aunque la superficie sea la ideal.
  • Factores externos: elementos como aceites fríos, productos tóxicos o elementos fibrosos pueden comportarse de forma impredecible incluso con superficies tratadas.
  • Pérdida de eficacia con el tiempo: algunos materiales pierden sus propiedades antiadherentes debido al desgaste mecánico o a la acumulación de biofilm.
  • Problemas de compatibilidad química: ciertos detergentes o sustancias agresivas pueden deteriorar el revestimiento, especialmente en instalaciones industriales.

Estudios y evidencias disponibles

La literatura científica sobre estos materiales es escasa pero creciente. Algunas universidades europeas y centros de I+D han realizado pruebas en laboratorios y condiciones semi-controladas.

  • Estudios han mostrado reducciones de hasta un 60% en la acumulación de grasa en superficies tratadas frente a PVC convencional.
  • En pruebas reales, edificios de nueva construcción con sistemas antiblocking presentaron menos atascos durante los dos primeros años de uso.
  • Sin embargo, otros informes destacan que las diferencias se diluyen tras 5 años de uso, especialmente si no se hace mantenimiento preventivo.

Los fabricantes suelen presentar sus propios estudios, pero éstos deben ser interpretados con cautela por su potencial sesgo.

Además, algunos ensayos independientes han alertado sobre el riesgo de falsas certificaciones y de materiales que no cumplen con las especificaciones indicadas en el etiquetado.

Por ello, organismos de normalización están trabajando en protocolos comunes para establecer criterios técnicos estandarizados.

Marketing y expectativas poco realistas

El uso de términos como “autolimpiable”, “mantenimiento cero” o “inalterable” genera expectativas poco realistas. Ningún sistema está completamente libre de mantenimiento, y pensar que un simple material resolverá todos los problemas de evacuación es un error técnico. La estrategia de marketing muchas veces exagera los beneficios, omitiendo:

  • Condiciones ideales de uso necesarias
  • Vida útil limitada de los tratamientos
  • Coste superior de instalación y renovación.

En ocasiones, incluso se presentan imágenes simuladas de flujos perfectos que no se ajustan a lo que ocurre en la práctica. Este tipo de comunicación confunde tanto al consumidor final como a los profesionales que diseñan o recomiendan estos sistemas.

Un material antiblocking puede ser una buena opción complementaria, pero nunca sustituye al diseño adecuado ni al mantenimiento periódico.

Aplicaciones recomendadas y casos reales

A pesar de sus limitaciones, existen escenarios donde estos materiales resultan especialmente útiles:

  • Instalaciones industriales con gran volumen de grasas o residuos viscosos (cocinas industriales, hostelería).
  • Centros sanitarios donde los atascos pueden tener consecuencias higiénicas críticas.
  • Edificios sin posibilidad de accesos fáciles a las canalizaciones.
  • Sistemas en zonas frías donde la acumulación de residuos por enfriamiento de grasas es más probable.
  • Redes subterráneas o de difícil mantenimiento, como las situadas bajo losas de hormigón o estructuras complejas.

En estos casos, los materiales antiblocking actúan como una capa extra de protección. Empresas especialistas en mantenimientos y desatascos han constatado mejoras en la frecuencia de intervenciones cuando estos materiales se combinan con buenas prácticas de diseño y revisión.

En definitiva…

Los materiales antiblocking representan una mejora tecnológica interesante y, en ciertos casos, una inversión recomendable.  No obstante, no constituyen una solución milagrosa ni sustituye a los principios fundamentales del diseño e instalación de redes de evacuación.

Como en muchos ámbitos de la construcción, el verdadero valor surge de la combinación de buena ingeniería, productos adecuados y mantenimiento inteligente. Apostar por materiales innovadores puede marcar la diferencia, siempre que no se caiga en la trampa de marketing vacía y se entiendan sus límites reales.

La clave está en integrar esta tecnología dentro de una estrategia global de saneamiento, con enfoque preventivo, análisis riguroso y criterio técnico. Sólo así se puede asegurar un funcionamiento eficiente y sostenible a largo plazo.

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